P. Emmanuel Sicre, SJ
Palabras del Rector


AL COMENZAR EL 2025 EN EL COLEGIO DE LA INMACULADA
Querida comunidad educativa del Colegio y su Ateneo:
“Peregrinos de esperanza” es el lema que el Papa Francisco nos ha propuesto para este año del Jubileo de la Esperanza. Un Jubileo es como un “borrón y cuenta nueva” que se nos ofrece como creyentes para renovarnos, perdonar y recomenzar nuevamente. Será también nuestro lema en el Colegio porque nuestra misión educadora es un acto de profunda esperanza.
este contexto que nos toca vivir, con luces y sombras, les propongo disposiciones para la esperanza que nos sostiene.
- DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS. Todo lo que suceda este año, sea que tengamos más o menos éxito en el logro de nuestras metas, la certeza de que Dios está, nos ayuda a dar pasos confiados y llenos de esperanza hacia adelante.
Vivimos tiempos de un miedo paralizante y de querer retroceder en nuestros compromisos ante la tempestad de situaciones complejas que suceden en el mundo y a nuestro alrededor. Su Presencia camina siempre con nosotros, en medio nuestro. Confiemos nuestras vidas a esa Presencia que sabe sostenernos, curarnos, perdonarnos, encaminarnos, pacificarnos, animarnos, enseñarnos lo esencial para no hundirnos en nuestros conflictos o distraernos con superficialidades.
- CONSTRUIR COMUNIDAD. Parafraseando el conocido proverbio africano, para educar a un niño, una niña y a un joven hace falta una comunidad entera. Hemos heredado una tradición centenaria de trabajo conjunto a lo largo del tiempo: 415 años de la fundación, 163 años de la reapertura y 80 años del Ateneo. Debemos honrarla y heredarla enriquecida a las próximas generaciones.
En medio de una sociedad que tiende a exaltar el individualismo sin raíces, nosotros queremos ser con y para los demás, nunca contra y sin los demás. Si nuestros alumnos/as pueden ver a los adultos comprometidos con la construcción de una comunidad, entonces podrán recibir nuestras palabras con autoridad y sentido. Caminemos juntos, familia y escuela, ayudémonos mutuamente salvando la intención del otro, maduremos en la confianza, comprendamos nuestros límites, animémonos a no vivir sospechando del otro y caer en la tentación del juicio anticipado.
Nunca había sido tan necesario en la educación fundar las relaciones entre sus actores en el diálogo sincero y proactivo con el otro. La lógica del mundo nos tironea al desgarrar todos los intentos por construir comunidad y destroza sin pudor los límites que nos contienen pero, sostenidos por nuestra fe, lograremos ser testimonio de algo distinto a la oferta diaria del “sálvese quien pueda».
- SER ARTESANALES. La educación es un acto profundamente humano, personalizante y artesanal, para nada mecánico, automatizado y artificial. En tiempos donde la fascinación por la inteligencia artificial puede encandilar nuestros sentidos y manipular nuestra libertad; no debe llevarnos a querer un modelo educativo a la carta, excesivamente fragmentario y cargado de exigencias extralimitadas, así como tampoco de pretensiones eficientistas y acomodaticias.
Lo nuestro, para que transmita el evangelio de Cristo en el Colegio y su Ateneo, tiene que estar hecho artesanalmente. Por eso, requiere paciencia, perdón, lentitud, empatía, proceso, creatividad, intuición, dedicación, esfuerzo, espera, constancia, discernimiento, comprensión, humildad, y todas esas cualidades humanas que la tecnología desconoce. Los invito a que mientras más artificial, tecnocrático y veloz se vuelve nuestro entorno, seamos cada vez más humanos, serenos y profundos por el bien de los niños, niñas y jóvenes.
- SER SERVICIALES. Por último, les propongo que encontremos en el servicio el sentido para nuestros esfuerzos cotidianos. Siempre que salimos de nuestra zona de confort en pos del bien común crecemos en esperanza.
Seamos ejemplo de servicio en cada lugar donde nos toque convivir con otros. Practiquemos la caridad con todos, pero especialmente con quienes padecen la pobreza y la injusticia. Pidamos al Señor que nos dé la humildad de servir sin distinciones evitando ubicarnos desde una superioridad moral mezquina y poco evangélica. Él nos ha dado el ejemplo de servicio extremo al regalarnos su Vida a todos, recibámosla como un injerto de fortaleza para servir con amor y desinteresadamente cada vez que tengamos la oportunidad. Será un legado invaluable para las nuevas generaciones.
Querida comunidad, que Nuestra Madre de los Milagros nos encamine hacia su Hijo Jesucristo y que este 2025 que comenzamos nos llene de una esperanza nueva.
P. Emmanuel Sicre, SJ
Rector