Oración ignaciana

La práctica sostenida de la oración ignaciana a lo largo de todos los años escolares, de alguna manera concretiza la modalidad prevista por San Ignacio de hacer los Ejercicios en la vida corriente. Efectivamente, los niños en el jardín tienen una iniciación al silencio y la oración; en Primaria van recorriendo las cuatro semanas de los Ejercicios Espirituales. Y en Secundaria se hará una «repetición ignaciana» del mismo recorrido, siguiendo la articulación del itinerario pastoral propuesto para nuestros estudiantes desde los 3 a los 17 años. Así, los chicos, además de sus encuentros anuales fuertes como las Convivenvias con Cristo, Encuentros Ignacianos, Anástasis y Ejercicios Espirituales, experimentan «a fuego lento» el contacto personal con el Señor a lo largo de todo el año.

El mayor fruto es que nuestros estudiantes vayan experimentando esa familiaridad con Dios en la oración asidua con el Evangelio, al recibir la gracia pedida insistentemente del conocimiento interno del Señor, para más amarlo y así poder seguirlo más de cerca. Ese conocimiento evangélico hace que se puedan relacionar más naturalmente las enseñanzas del Evangelio con lo que estudian y viven, promoviendo la síntesis fe-cultura.

El camino prevé etapas progresivas de interiorización del método ignaciano de oración y culmina al final de secundaria cuando los mismos estudiantes adquieren la competencia de preparar y guiar una oración ignaciana partiendo de un texto evangélico. En la misma oración se ponen en juego la práctica de muchas otras competencias contenidas en dicho Mapa.

El espacio de la oración ignaciana se desarrolla semana de por medio a lo largo de toda la primaria y secundaria, durante la hora de catequesis, en las capillas del colegio preparadas para tal práctica. Es llevada adelante por papás misioneros de la oración ignaciana, por catequistas y jesuitas. Es muy rica la presencia de dichos papás y sus testimonios son coincidentes en cuanto a la importancia para ellos mismos de ese espacio de contacto personal y profundo con Dios a través de la experiencia religiosa limpia de los chicos.

Promover los espacios de encuentro personal con Dios son indispensables para que nuestros estudiantes puedan formarse integralmente en un colegio jesuita.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio son una experiencia que se vive y marca a fuego en el interior, y aproxima a esa forma positiva y amorosa de ver la realidad desde los ojos de Dios. Desde allí los acontecimientos cotidianos se iluminan con la luz del Evangelio. Desde allí se va configurando en el interior una forma de proceder que brota del conocimiento afectivo de Dios, luz indispensable para el discernimiento ignaciano.

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