Querida Comunidad del Colegio,
¡Felices 160 años de la reapertura del Colegio!
Quisiera expresarles mi gratitud por todo lo que hacen por los chicos que las familias nos confían día a día. Cada compromiso, dedicación y esfuerzo son la mejor manera de responder a todo lo que Dios nos regala vivir en los “tutelares muros”. Y qué lindo es decir: “misión cumplida” después de dar nuestro “magis” (lo mejor que tenemos). Sé de muchos de los esfuerzos que hacen familias, docentes y chicos, para llegar al término de este ciclo escolar, cuenten con los míos para seguir adelante en esta misión tan linda de educar.
Los relatos de Furlong SJ, en la Historia de la Inmaculada, cuentan que la celebración de la reapertura fue un evento muy querido y esperado para toda la sociedad santafesina de la época. Ese domingo 9 de noviembre de 1862 fue una fiesta.
Sin embargo, les confieso que, aunque están narradas ya las razones de orden histórico, me llama la atención que hayan decidido hacer la reapertura del Colegio en esta época del año. ¡Qué calor! ¡Justo antes de terminar en año! ¡¿Por qué no empezar directamente al año siguiente?!, pensé con mentalidad un poco anacrónica. Pero lo cierto es que la necesidad de educar era grande, los esfuerzos económicos para llegar a poner el edificio a punto –ciertamente mucho más modesto que hoy- y en épocas de muchísima penuria para la Provincia, no podían ser postergados. Las familias y el Gobierno pedían dar por comenzada la tarea de educar a sus hijos que tanta falta les hacía y los jesuitas tenían el corazón ardiente por desplegar su misión tan pedida luego del retorno de la Compañía.
Hoy, con nuestras similitudes y diferencias con aquella sociedad decimonónica, siento que tenemos un regalo precioso que cuidar. Lo percibí mucho en la misa, sobre todo, en los rostros de los chicos, de los docentes actuales y antiguos, en las familias de APACI, exalumnos y en el momento en que el cuadro del acta de reapertura recibió su cálido aplauso al ser presentado como ofrenda en el altar.
Disfruté mucho la Eucaristía, así como la presencia de los demás jesuitas que nos acompañaron, fue una muestra más de cómo María le habla a su Hijo de nosotros intercediendo para que el milagro de ser comunidad educativa siga tan vivo y desafiante como desde el origen.
También quiero felicitar a todos los chicos de 5to año de secundaria que hicieron posible las distintas muestras interactivas junto a quienes les ayudaron a montarlas (docentes y administración), a los GÍAS que junto con la coordinación de Pastoral llevaron adelante la organización de la misa. Además, el cierre con las bandas musicales fue un lujo. ¡Qué lindo trabajo!
¡Gracias por todo, y a seguir sembrando!
P. Emmanuel Sicre, SJ.
Rector
